LA PALMA DE  PAQUESITO

 

 

Rafael Sánchez Valerón

Cronista Oficial de Ingenio  

 

 

Constituye tan bello y espectacular ejemplar de  phoenix canariensis uno de los  atractivos más interesantes del patrimonio ingeniense y sin duda alguna el primero en cuanto a ejemplares botánicos se refiere.

La palma de Paquesito, como nos gusta llamarla (el término “palmera” es más reciente y parece que no le “pega”) está situada en el bello marco del “barranquillo del Ingenio” junto a su cauce, en terrenos que hoy pertenecen al Ayuntamiento de Ingenio, dentro del conjunto denominado “Parque Néstor Álamo”. Antaño formó parte de un bien vinculado a la Capellanía que instituyó en 1701 el Sargento General de Batallas  D. Luis de Aguiar que fue Gobernador en Newport (Flandes)  a finales del siglo XVII. Si atendemos a su edad aproximada, que según los expertos  es de unos 300 años, fue en la época de tan ilustre militar cuando empezó a germinar el legendario ejemplar.

Estratégicamente situada en el casco antiguo de Ingenio a pocos metros del antiquísimo molino hidráulico de “Antoñico Bordón”, colindante con el histórico barrio del “Cenicero”, separa los dos principales núcleos urbanos del casco antiguo de Ingenio, dejando a un lado los primitivos: Sequero-Cenicero-Almendro, y al otro La Banda. También separa lo que fue el complejo de transformación de la caña de azúcar del siglo XVI: Molino, Prensas y  Casas de Caldera en la Banda; Casas de Purgar y Refinar, y Torre al otro lado en lo que se llamó, el barrio del “Andén” y que hoy es Cruz de la Torre.

Propiedad de Mariquita Díaz fue administrado el terreno donde se encuentra por  el popularísimo y recordado Francisco Afonso Vega conocido por Paquesito. A pocos metros de la palma que inmortalizaría su nombre, vivía el popular, querido y recordado personaje. Aún nos acordamos de su gesto simpático,  bigotillo, cachorra, cachimba en la boca, buen humor, ocurrente y su especial predisposición a piropear cuando una bella moza pasaba ante sus ojos. Muchos relojes entraron en funcionamiento gracias a su habilidad. Le cupo el honor  de contarse entre los miembros del legendario Rancho de Ánimas. Acostumbraba a sentarse en el tronco  de su “palma”. A los 84 años falleció  en Diciembre de 1971, sin que ya no pudiera pronunciar más su famosa frase: “Hoy he pedido cinco o diez años de prórroga a la muerte”; perpetuando su figura y su espíritu en la palma que hoy lleva su nombre.

Otro personaje vinculado a la palma fue Rafael Hernández Sánchez, popularmente conocido por Rafaelito el Palmero que con la mayor destreza y agilidad trepaba por su tronco hasta llegar  al cogollo y una vez allí soltarse del arnés y agarrado de sus ramas cortarlas una a una. La poda de la palma de Paquesito por parte de Rafaelito  constituía todo un espectáculo contemplado por un inmenso gentío agolpado a uno y otro lado del  barranco, labor que realizó  hasta pocos años antes de producirse su fallecimiento  en Mayo de 1961, siendo el único palmero que se atrevió a desafiar la altura del coloso vegetal. Cuantas esteras, cestas, serones, escobas y otros objetos salieron de sus ramas  elaborados por prestigiosos artesanos que han dado justa fama al pueblo donde está ubicada en una tradición que  poco a poco se ha ido perdiendo.

Está unida a la leyenda y se la relaciona con las brujas. Cuentan que al nacer un niño, su madre lo amparaba cuidándolo junto a su regazo hasta que era bautizado, para impedir que fuera raptado por las brujas y llevado hasta lo más alto de la palma donde el niño era abandonado. En las noches de luna llena se oían los  lamentos de aquellos  que habían tenido la desgracia de caer en las manos de las brujas.

Ha soportado temporales y avenidas. En los días de fuertes vientos, su enorme envergadura  con una pronunciada curva se cimbrea y parece que se va a partir. Las grandes avenidas especialmente la del famoso temporal de 1926 no han podido arrancarla a pesar de encontrarse en el mismo cauce. Andrés Afonso, hijo de Paquesito, fallecido recientemente,  comentaba  que había una palma gemela que fue arrancada y arrastrada por la fuerza de las aguas, pero que no pudo con la que más tarde llevaría el nombre de su padre.

Situada en la zona intermedia de lo que puede ser su hábitat natural (0-600 metros de altitud)  forma parte del 0,4 % de las que tienen más 20 metros, ocupando  el segundo puesto de las existentes en Gran Canaria con una altura de 29, 5 m., siendo la primera un ejemplar que se encuentra  en una finca de plataneras en el barrio de Tenoya conocido por Lomito Ciego que mide 31 metros, según un informe publicado por D. Jesús Quesada en la revista  Aguayro  en 2008. Sin embargo la consulta del libro Árboles y arboledas singulares  de Canarias  de  Cesar Javier Palacios y Domingo Trujillo, nos dice que su altura es de 36 metros añadiendo que tiene 2, 220 m. de perímetro  base y una anchura en su copa de 4,80 m., lo que la convertiría en la más alta.

No es nuestro ánimo establecer records, pero consideramos que por parte de las autoridades municipales se  debe instituir de manera oficial cual es su altura y compararla  con el resto de las más altas existentes en el archipiélago y si es posible con el planeta por si se trata de la más alta, ello le daría un atractivo más al ejemplar y al municipio donde se encuentra.

De manera particular la he contemplado durante más de medio siglo y parece que siempre tiene la misma altura.

La economista Anastasia Hernández en un trabajo universitario de valorización económica estimó que valía  sin sumar su monumentalidad,  60.864.129 Euros. Creemos  que las grandes obras de la naturaleza no tienen precio al igual que las  realizadas por el hombre.

Nuestra vetusta palma de Paquesito corre serios peligros: está a pocos metros de una pared de contención; el agua que pasaba por la acequia que discurre junto a ella hace tiempo que dejó de pasar con periodicidad. Y por si fuera poco la amenaza más grave llegada de fuera en forma de  gorgojo llamado “picudo rojo”. Enjuta y extremadamente curvada por el peso y paso de los años,  con su copa mirando al firmamento y bailando al son del duro viento, hermana mayor  de todas las que están distribuidas por el archipiélago y que representan el símbolo vegetal de Canarias, sigue siendo un testigo mudo pero fiel de la historia de Ingenio y que esperamos lo siga siendo para generaciones venideras.