Ingenienses en la
colonización americana
Comunicación presentada
en el XXXVIII Congreso de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales,
celebrado en Orihuela el 19, 20 y 21 de Octubre de 2012.
RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN
Cronista Oficial de
Ingenio
A
modo de introducción
Los vaivenes en los
llamados “ciclos económicos” (azúcar, orchilla, vino…), la tierra y el agua en
manos de poderosos, la ausencia de recursos naturales, unido a hambrunas
provocadas por la escasez de lluvias, epidemias y plagas, hace que los canarios
abandonen su tierra en busca del “paraíso americano”. Aunque la emigración
estuvo restringida para evitar el despoblamiento de las islas, se aprecia una
cierta liberalización a partir del siglo XVIII. Fueron muchos los territorios americanos
donde la presencia de canarios favoreció la fundación de distintos
asentamientos humanos al tiempo que proyectó en esos lugares el carácter del “isleño”
(con este término eran conocidos los canarios), así como sus tradiciones y
costumbres que perviven en el tiempo. Las expediciones a
Tejas donde fundaron la ciudad de San Antonio en 1731; a Luisiana entre
1779 y 1783; Cuba, 1816-17 y Montevideo en 1836, fue fiel exponente de la
presencia masiva de canarios en una emigración un tanto singular, puesto que
estuvieron patrocinados por la corona española con fines estratégico-militares y
de poblamiento o bien por empresas particulares que
obtenían pingües
beneficios. La organización de estas expediciones se conformaba en unidades
familiares al frente del cabeza de familia al que acompañaban en general
sus hijos y algún pariente. Las expediciones a los
lugares indicados son
el eje central de nuestro trabajo en virtud de ser algunos de sus componentes
vecinos del municipio de Ingenio al que representamos en esta exposición.
Justificación
y metodología
Las “pequeñas
historias” o microhistorias que se desarrollan en un espacio
reducido como puede ser
la jurisdicción municipal, nos pueden ayudar a
comprender la “historia
grande” en un marco más complejo y universal. Es lo
que nos proponemos en
la presentación de este breve “ensayo histórico” a
modo de crónica local,
sin más pretensión que el conocimiento de algunos
ejemplos de antepasados
ingenienses que se vieron en la obligación de
abandonar su tierra y
los suyos, siendo protagonistas anónimos pero cercanos,
y con una finalidad
didáctica, como es la de dar a conocer una historia próxima,
que, si bien,
aparentemente pueda tener un ámbito restringido y localista se
proyecta en un
dimensión más amplia.
La elaboración de este
trabajo monográfico viene dada por las consultas de
documentos primarios
llevadas a cabo en el Archivo Histórico Provincial de Las
Palmas en la búsqueda
de datos relacionados con la historia del municipio de
Ingenio en la Sección
de Protocolos Notariales. En documentos del Archivo
General de Indias de
Sevilla se ha encontrado la relación de barcos y pasajeros
a Louisiana. Para la
contrastación y comprobación de la filiación personal, familiar
y localización de cada
uno de los expedicionarios se ha acudido al Archivo
Parroquial de San
Sebastián de Agüimes.
En base a estos datos y
dada la trascendencia y proyección histórica de los
hechos acaecidos, hemos
elaborado este sencillo trabajo en lo que se refiere al
viaje hasta llegar a su
destino y asentamiento en los primeros momentos de la
llegada, en algunos
casos. Las vicisitudes posteriores han sido suficientemente
tratadas por
historiadores, correspondiendo al que suscribe en su calidad de
Cronista Oficial
mostrar la participación de la localidad que representa en tan
singulares
acontecimientos.
San
Antonio
Debemos suponer la
incertidumbre que se le plantea al agüimense Manuel
Denis1 y su familia cuando aquel año de 1729 llega a su conocimiento el
Real
Despacho para el
reclutamiento de cuatrocientas familias canarias “si lo deciden
voluntariamente y no de
otra forma” con las condiciones del viaje para
establecerse en San
Antonio, atendiendo a las peticiones del Gobernador de la
“Provincia de los
Texas” o Nueva Filipinas que consideraba “una familia completa
establecida
permanentemente hacía más retener la tierra que cien soldados”,
con el objeto de evitar
un supuesto ataque desde la Luisiana francesa. Según el
testamento otorgado por
sus padres Juan González de Nis y Andrea Mireles (se
habían casado en 1668)
en la casa que moraban el 14 de agosto de 1699, y
donde figura con el
apellido Gonsales, sabemos que en esa época vivía con sus
progenitores en un
pequeño barrio periférico de Agüimes conocido por el Milano,
junto a sus hermanos
Francisco denis y Lucía Hernández. Su hermano Sebastián
denis se había casado con María Martín, y María denis con Agustín Pérez, ambos
de la misma vecindad.
Contrajo matrimonio con Sebastiana de la Peña el 3 de
Mayo de 1708 en la
Parroquia de San Sebastián de Agüimes. Su hija Josefa
nació el 18 de Marzo de
1712; el 9 de Abril de 1716, su hijo Antonio; y Joaquín
el 19 de Marzo de 1719,
sin que haya ninguna constancia que los dos últimos
viajaran con sus
padres. Con 49 años, cargado de ilusiones se apresta a
enrolarse junto a su
esposa Sebastiana de la Peña de 42 años y su joven hija
Josefa que vino a la pila a los cuatro días de
nacida, siendo la única
familia
enrolada en la isla de
Gran Canaria de cuantas viajaron a San Antonio.
Documentalmente su
figura la encontramos en su participación como testigo en
un documento fechado el
29 de Abril de 1721, mediante el cual se nombra el
repartidor de las aguas
de la Heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio,
documento encabezado
por los alcaldes “real” y “ordinario” de Agüimes. Una
vez solventados los
trámites, partieron para Santa Cruz de Tenerife donde se
unieron al resto de las
otras familias que embarcaron en los navíos “Santa María
Ide la Trinidad” y “Nuestra Señora del
Rosario”. Los tres miembros de esta familia
ocupaban el sexto lugar
junto a siete de Lanzarote y una de La Palma, a la que
se añadía un único
soltero, Antonio Rodríguez (hijo de Juan y María del Carmen)
de 28 años, que era
novio de Josefa de Niz y con la que se comprometió
solemnemente al partir
que se casaría antes de llegar donde iban a establecerse.
Aparte de los enseres
personales cabe destacar que la mayoría de las familias
llevaban consigo “gofio
ensacado”. Partieron de Santa Cruz de Tenerife el 27 de
Marzo de 1730 y después
de una accidentada travesía llegan a La Habana, con
estancia de dos meses
en la isla; se agregan algunos canarios de La Gomera y
continúan la travesía
hasta llegar a Veracruz el 19 de Julio. El 10 de Agosto
emprenden viaje por
tierra en una caravana de caballos, mulas y carretas hasta
llegar a la ciudad de
Quaticlán con estancia de dos meses y medio, tiempo que
aprovechan Antonio
Rodríguez y Josefa de Niz para casarse conformando así
una nueva familia en la
expedición. Por fin llegan al presidio de San Antonio el 9
de Marzo de 1731 quince
familias con los matrimonios celebrados por el camino
con un total 55
personas. Al repartirse las tierras de labor mediante sorteo, a
Manuel de Niz le
correspondió elegir en noveno lugar. En la organización político administrativa
que se establece a la
usanza de Canarias con dos alcaldes
ordinarios, seis
regidores, mayordomo y escribano, todos sus miembros eran
canarios y a nuestro
personaje le correspondió el de quinto regidor, pasando a
ostentar la alcaldía en
1734. Ante los continuos ataques de los indios apaches
propone para fortalecer
la defensa y sufragar gastos se vendiera a los prisioneros
indios como esclavos,
así como incentivar el reclutamiento de voluntarios
repartiendo la tierra
conquistada entre ellos.
Partida de matrimonio de
Manuel Denis y Sebastiana de la Peña. Archivo
parroquial San Sebastián
de Agüimes. Libro 3º f. 64 v.
Manuel Denis hijo
lexitimo de Juan Deniz i de Andrea Mireles, difuntos, i
Sebastiana la
Peña, hija lexitima de Domingo de León i de Gregoria Suares
naturales de esta
Villa, habiendo precedido las tres amonestaciones que dispone
el Santo Concilio
de Trento i Sinodales de este Obispado en tres días de fiesta
al tiempo del
ofertorio de las misas maiores i no resultando impedimento alguno
que a mi llegase
noticia, fueron casados el día seis de Maio de mil setecientos i
ocho, domingo, la
mañana a las diez del día poco mas o menos, a que fueron
testigos
Francisco de Cubas, Juan, Agustín Peres y otras personas.
Luisiana
De las muchas personas reclutadas,
hemos escogido para ilustrar este
relato tres familias
representativas de tres barrios (en la actualidad municipio de
Ingenio) que en aquella
época eran caseríos, pueblos o barrios que conformaban
el Señorío Episcopal de
Agüimes, hasta la segregación de Ingenio en 1816 y
posterior conformación
en dos municipios diferentes: Agüimes e Ingenio, siendo
estos lugares: “el
Carrizal” (costa), “el Ingenio” (zona intermedia) y “la Pasadilla”
(cumbre).
Poco o nada sabían
estas familias sin ningún horizonte que el territorio de
Luisiana se encontraba
en Indias y que fue cedido mediante tratado a España y
Gran Bretaña por
Francia en 1766, y que formaban parte de un plan establecido
por la “Corona”
española para evitar que los ingleses invadieran la Provincia para
utilizarla como base
desde la cual atacar Méjico y despojar a España de los
depósitos de plata y
oro mejicanos, consistiendo la estrategia en promover el
establecimiento de
miles de inmigrantes desde Málaga y Canarias; quizás si
sabían que el
gobernador de aquellas tierras era un tal Bernardo de Gálvez, por
ser hijo del Gobernador
de Canarias que fue el encargado de reclutar en un
Regimiento muchos de
los pobladores canarios para esta misión a los que
ofreció parcelas de
terrenos, comida, ropa, herramientas y hasta un subsidio
anual. Posiblemente
alguno soñó que transcurridos más de doscientos años aún
se conserve en esta
tierra de acogida el habla de la época, tradiciones,
costumbres y formas de
vida y sobre todo el orgullo que sienten de tener
antepasados en Canarias.
Carrizal
1.- Recluta: Juan
Viera; acompañantes: Dominga Ojeda (esposa), María del
Buen Suceso (hija de 17
años), Rosalía (hija de 13 años), Isabel (hija de 8 años);
barco: La Victoria;
travesía: salida el 15 de Octubre 1778 desde Tenerife, llegada
a Nueva Orleans el 14
de Junio 1779.
2.- Recluta: Antonio
Santos; acompañante: María del Pino Viera (esposa);
en el mismo barco que
el anterior. Asentamiento: Terre aux Boeuf
Juan Viera era hijo de
Simón Viera e Isabel Caballero, contrajo matrimonio
en primeras nupcias con
María Guillama, hija de Andrés Lorenzo y Gregoria Pérez
el 24 de Diciembre de
1741, siendo testigo de la ceremonia el Capitán Juan
Guedes Machado. En
segundas nupcias casó con Dominga de Ojeda, hija de
Juan Romero y María de
la Ascensión Ojeda el 6 de Julio de 1759. Antonio de
los Santos Hernández,
hijo de Juan de los Santos Hernández y María Meleán
casó con María del Pino
Viera el 26 de Agosto de 1778, después de haber
enviudado de María
Ximénez. Este matrimonio celebrado el mismo año de la
partida hace que padre
e hija tengan que formar dos unidades familiares
diferentes, Juan Viera
con su esposa e hijos por un lado y su hija y yerno, por
otro. María del Pino
Viera y Antonio de los Santos, reclutas en el Regimiento que
está para hacer
viaje a los Reynos de la Nueva Luisciana, se vieron en la
necesidad de
desprenderse de sus bienes el 22 de Septiembre de 1778, apenas
un mes antes de partir,
para habilitación
de mi transporte y del dicho mi marido
a dicho Reyno de
Luisciana. Vendieron un “cercado
de tierra calma” de dos
fanegadas y media
(13.756 m2) en las “Rosas del Carrizal”. Lo había
comprado
Juan Viera durante su
primer matrimonio y el valor de la venta fue de de 100
pesos, también vendió
otro pedacito en el Carrizal por 20 pesos con el fin de
reducirme al
Reyno de la nueva Luisciana en el Regimiento que se ha formado
para ella en el
cual me hallo reclutado juntamente con mi familia. Antonio Santos
y María del Pino Viera
(el marido autorizando la venta), enajenaron la mitad (la otra
mitad la vendió Juan
Viera) de una cuarta parte de un día y una noche de agua
para riego del
“Heredamiento” o comunidad de “las Majoreras” por 75 pesos y
un pedazo de tierra de
celemín y medio (693 m2) en el Carrizal por valor 23
pesos. El único que
firmó el documento de venta fue Antonio Santos; Juan Viera
y su hija María del
Pino no sabían. Antonio Santos vecino de la Villa de Agüimes,
residente en el
barrio del Carrizal y recluta en el Regimiento que pasa al Reyno
de la Nueva
Luisciana, vendió cinco
celemines de tierra (2.310 m2) en el paraje
de “las Rosas del
Carrizal” por precio de 27 pesos corrientes de a 5 reales de la
nueva moneda y
vellón de Castilla. Asentados en Luisiana,
Isabel Viera se casó
el 29 de Septiembre de
1788 con el valsequillero Miguel Macías. Descendiente
de este matrimonio es
la señora Jean Hodgson Nauman que ha visitado en
varias ocasiones la
tierra de sus antepasados. María Viera, hija de Juan Viera y
Dominga Romero, después
de enviudar de Fabián Ramos se casa el 7 de
diciembre de 1794 con Diego
Díaz, hijo de Bartolomé Díaz y Josefa Hidalgo de
la Villa de Agüimes.
Contrae nuevo matrimonio el 17 de junio de 1800, con José
de Vera, hijo de
Melchor de Vera y María del Rosario. Juan José Santos, hijo de
Antonio Santos y María
del Pino Viera, tuvieron un hijo llamado Antonio; nació el
12 de febrero de 1791,
bautizado el 24 de febrero de 1791.
Pasadilla
De este pequeño caserío
disperso situado en las medianías a una legua de
distancia de los
núcleos principales vivía dedicado a las tareas agrícolas el recluta
Pedro Guedes y su
familia. Fueron sus acompañantes: Isabel de Sosa (esposa),
Sebastiana Guedes (hija
única de 22 años de su primer matrimonio) y José
Guedes (hijo de 7 años
de su segundo matrimonio); barco: La Victoria. Pedro
Guedes, hijo de Juan
Guedes y María Gil se casó en primeras nupcias con María
Caballero, hija de
Sebastián de Artiles y Sebastiana Caballero el 6 de Octubre de
1755. En segundas
nupcias casó con Isabel de Sosa, ésta a su partida con el
consentimiento de su
esposo, vecinos de la
Villa de Agüimes residentes en la
Pasadilla, vende dos fanegadas de tierra (11.006 m2) en el Lomo de Caballos
de la Cumbre frente al
Roque llamado de Juana de Trejo por 31 pesos y la mitad
de una cueva (la otra
mitad pertenecía a su madre Juana de Sosa) por 9 pesos
para habilitar el
viaje que estamos próximos hacer con el favor de Dios al Reyno
de la Nueva
Luisciana en cuyo Regimiento estamos reclutados. Deja en
usufructo a sus padres
la quinta parte de unas tierras labradías que había
heredado con sus
hermanos Salvador, Domingo y Antonia, de su abuelo
Cristóbal Rodríguez y
los que habrían de pasar al fallecimiento de sus padres.
Pedro Guedes, para
poder enajenar los bienes de su hija tuvo que obtener
licencia del Alcalde
Ordinario de la Villa de Agüimes José Espino de la Cueva,
consistentes en la
séptimas parte un pedacillo de tierra y agua para su riego en
el pago de Barranco
Hondo, un pedazo con higueras con agua en Agüimes y
cinco suertes de
sequero en distintos parajes así como la misma proporción en
lo bajo una casa en el
barrio de Arriba de Agüimes. No firmaron la venta por no
saber.
Ingenio
Recluta: José (Juan
José) Alemán; acompañantes: Antonia Espino (esposa),
Juan, Matías e Isabel
(hijos); barco: Sagrado Corazón de Jesús; travesía: Salió
de Tenerife el 5 de
Junio de 1779 y arribó a la Habana el 25 de Julio. Antonio
Alemán con varios
hermanos entre ellos José Alemán y hermanas Francisca y
Josefa de Ortega, era
hijo de Matías Alemán y Juana García López figurando
como vecino de la Villa
de Agüimes residente en el pueblo del Ingenio de 25
años. El 26 de Agosto
de 1779 vendió a su cuñado Francisco Sánchez Romero
toda la acción que le
pertenecía por sus padres en un trozo de tierra de dos
celemines en el
Cercadillo con una casa terrera de gañanía y corral con una hora
de agua cada mes para
su riego la mitad heredada por sus padres y la otra mitad
de su hermano José que me la donó al tiempo de partirse a
los Reynos de
Luisiabna a donde
yo también estoy próximo hacer viaje con el favor de Dios
pues me hallo
reclutado en su regimiento fijo. También vendió un pedacito de
hacienda de arboleda y
tierra de tres celemines en el barranquillo del Ingenio en
el paraje del Llano de
la Cruz junto al camino real que va para la ciudad, un
pedacito de sequero en
el paraje de Martín Pablo de la Vega Castaña de 8
celemines, otro en
Rosiana de sequero de 10 celemines; otro pedacito en la
costa de Gando de 15
celemines; y un trozo en la montañeta del Indio en Telde.
Todo lo vende por 171
pesos y real y medio. Antonio lo haría posteriormente a
la fecha de la venta de
sus tierras (26 de Agosto de 1779), sin embargo en la lista
de pasajeros no aparece
ningún Antonio Alemán y si Francisco Antonio Alemán
por lo que suponemos
sea la misma persona que figura en la lista de pasajeros
del bergantín San Pedro
que partió del Puerto de Santa Cruz de Tenerife para la
Habana con destino a
los “batallones de la Luisiana” en Mayo de 1780, siendo
sus acompañantes, su
mujer Sebastiana Sánchez y sus hijos Antonio de 3 años,
Juana, Isabel de 6, María, de 6 y Matías de 5 meses. En la lista de
embarque
consta la llegada del
barco a Venezuela. En nota de embarque fechada en Santa
Cruz de Tenerife el 8
de Mayo de 1780 se especifica que la mujer de Francisco
Alemán “desertó” la
noche antes del embarque y que había regresado a Gran
Canaria desde Tenerife
con motivo de reunir algunas cosas para el viaje. No
sabemos el motivo de la
“deserción” de Sebastiana ni la salida precipitada del
navío. Posteriormente
se dispuso a vender sus bienes y algunos derechos
heredados de su abuela
María Espino ya que su esposo se hallaba ausente en
los Reynos de
Indias en la recluta dirigida a la nueva Luisciana hacía ya más de
tres años. Los bienes eran la cuarta parte de un sexto
de una suerte de tierra
labradía de sequero en
lugar llamado el Florido de la Vega Castaña, el mismo
derecho a media
fanegada en el Cardonal de Telde; una hacienda de árboles
frutales en el valle de
Aguatona bajo su heredamiento principal con un día de
agua por el de las
sobras por el barranco de dicho Valle por un valor total de 10
pesos 5 reales y 7
maravedíes; habiendo necesitado obtener licencia del Alcalde
Ordinario para esta
venta por ausencia de su esposo, alegando necesidad para
alimentarse. El
traspaso se realizó a favor del vecino Fernando Sánchez Francés
el 24 Marzo de 1783.
Consiguió ser incluida en la Real Orden para embarcar
para la Habana el 28 de
Abril de 1784 constando en la hoja de embarque que
la “mujer del recluta
Francisco Alemán embarca sola en el bergantín San José
por no haberlo
ejecutado por la precipitada marcha del convoy cuando
marcharon en la última
remesa sus maridos reclutas de la Luisiana”, Este
bergantín, último de
los que hay noticias, zarpó de Santa Cruz de Tenerife en
Mayo de 1784 y arribó a
la Habana el 22 de Junio.
La
Habana
Hay noticias de
expediciones anteriores a la isla caribeña, habiendo
escogido el año 1816
que es cuando se produce el gran acontecimiento
esperado por los
ingenienses durante largos años, tal es la segregación del
señorío de Agüimes para
constituir una jurisdicción independiente, con el
nombramiento de un
Alcalde Real en la figura de D. José Ramírez, habiéndose
erigido el año anterior
nueva parroquia bajo la advocación de Nuestra Señora
de Candelaria, separada
de la matriz de Agüimes. Sin embargo este hecho no
representa nada en las
escasas expectativas de progreso en una zona tan
deprimida y la sangría
de la emigración continúa, siendo muchos los que
abandonan el lugar con
rumbo a “las Américas” a la menor oportunidad que se
presente. Especialmente
significativa es la emigración a Cuba (es raro encontrar
en Ingenio una familia
que no haya tenido un antepasado emigrante en Cuba).
La nueva situación
política en nada favorece las precarias y larvadas estructuras
socio-económicas del
pueblo.
En el verano de ese año
se promueve una expedición a la Habana por parte
del gaditano José
Gandull, capitán y piloto del bergantín español San Joaquín
alias “el Venturoso”.
Este buque había sido mandado construir por el
comerciante de Las
Palmas José Navarro en los astilleros de la playa de San
Telmo en Las Palmas con
un porte de 1.200 quintales y se hallaba surto y
anclado en el puerto
principal de la Luz con sus áncoras, velas, jarcia, lancha y
demás utensilios para
navegar.
Los contratos para el
fletamento tienen lugar en el llamado “Puerto de
Gando” (pequeña
ensenada en el sur de Gran Canaria al abrigo de los vientos)
en el “lugar del
Carrizal y pago de Gando” a donde se desplaza el escribano en
el mes de septiembre.
Una buena parte de “vecinos del Ingenio” tienen que
desprenderse de los
pocos ahorros que disponen para pagar el elevado precio
de los fletes,
hipotecar tanto sus bienes como los de sus familiares e incluso se
da el caso de vender
sus casas al promotor de la expedición. A Gando acuden
muchos vecinos “del
Ingenio” para a formalizar su partida en las abusivas
condiciones que les
impone el avezado José Gandull. José de Acosta al que su
padre Juan de Acosta se
compromete a pagar al marino 70 pesos corrientes
por el flete, debiendo
hipotecar a la seguridad del pago un trozo de tierra bajo
riego en lugar llamado
la Tarifa; Cristóbal Ruano se obliga a venderle una casa
en lugar conocido por
“el Cuarto”; el sacerdote carrizalero Pedro Miguel Guedes
se compromete a pagar
los fletes de sus paisanos Francisco Benítez y su mujer
Francisca Sánchez y el
de Sebastián Alonso, “vecinos del Carrizal” en cantidad
de 80 pesos por el
matrimonio y 25 por el segundo que debería pagar en Febrero
de 1817; Francisco
Sánchez Ramírez, que debe pagar 80 pesos por el
fletamento de Juan de
Castro y Josefa Gándara, debiéndolo hacer efectivo en
tres meses, hipotecando
en garantía una casa terrera situada en “el Cuarto”, por
detrás de otras que
había adquirido José Gandull y que tenía un valor de cien
pesos; José Romero, se
obligó a pagar al promotor 17 pesos que debía hacer
efectivo al regreso del
buque, para ello hipoteca una casa de alto y bajo situada
en el mismo Ingenio y
calle del “Almendro” con un valor de 57 pesos; Juan
Ramírez, tiene que
pagar 40 pesos corrientes que lo realizaría a la vuelta del
barco, hipotecando una
casa por valor 90 pesos; Antonio Albertos y María Ruiz,
su mujer, se obligan a
pagar 30 pesos corrientes por el flete en término de tres
meses, hipoteca María
Ruiz, tierra labradío bajo riego; María del Pino Milán,
vecina del Carrizal, se
obliga a pagar 30 pesos fuertes, hipotecando la parte que
pueda corresponderle en
una casa terrera situada en la jurisdicción del Carrizal
por herencia de sus
padres; Gregoria Díaz, le vendió una casa terrera situada en
el Valle del Lirón, en
119 pesos y medio. Juan Suárez y María Monroy, marido y
mujer, le vendieron al
avispado marino un trozo de tierra labradío bajo riego con
su derecho de agua del
Heredamiento de Aguatona su dula cada 15 días situado
en Aguatona del mismo
Ingenio de un cuarto de celemín, una casa terrera propia
de María Monroy situada
en “los Molinillos” con un valor de 38 pesos; Andrés
Veles y Francisca
Hernández, marido y mujer, le vendieron una casa terrera en
“el Sequero” de “dicho
lugar del Ingenio” en precio de 130 pesos; Gaspar
Calsines como padre
tutor y curador de María del Rosario Calcines, su hija
menor y de su difunta
mujer, en virtud de licencia judicial que le fue concedida
por el Alcalde Real y
Juez Ordinario de la Villa de Agüimes le traspasó una casa
terrera situada en el
Ingenio donde llaman “el Cuarto”. Matías, María de Santiago
y Miguel de Vega,
cedieron al gaditano un pedazo de tierra labradío donde llaman
las Majoreras de 6,5
celemines por un valor de 73 pesos, otro pedazo en el
mismo paraje de 2,5
celemines con dos palmas por valor 10 pesos otro en el
propio lugar donde
llaman “las Palmas” junto al barranco de Guayadeque de 3
celemines y 5 brazas
por valor de 30,5 pesos; Juan Marrero, una casita en “el
Legío” por 30 pesos.
Apenas había transcurrido
un año y por octubre de 1817 de nuevo se
organiza una expedición
a la Habana promovida por José Navarro en el bergantín
de su propiedad llamado
“San Fernando”. La carestía de los fletes obliga a los
viajeros a pagar un
anticipo y luego el resto debiendo hipotecar bienes por un
precio superior al
valor del billete.
Son muchos los vecinos
del Ingenio que se aprestan a embarcar para
Cuba, estableciendo
previos contratos con Navarro. Antonio Blanco se obliga a
pagarle 94 pesos
corrientes dimanados del fletamento y conducción a la Habana
de José Jiménez
Álvarez, su familia y equipaje cuya cantidad pagaría como resto
en el mes de Junio de
1818, viéndose en la obligación de hipotecar un trozo de
tierra labradío bajo
riego con varios árboles frutales donde denominan “las
Leonas, jurisdicción
del Ingenio” compuesto de un celemín que le pertenecía por
herencia de su padre
Bartolomé Blanco, con un valor de 300 pesos; Bartolomé
Cazorla se obligó a
pagar 127 pesos dimanados del fletamento y conducción a
la Habana de Francisco
Acosta, su familia y equipaje cuya cantidad satisfaría
como resto el mes de
Junio de 1818, y a la seguridad y firmeza hipotecó un
pedazo de tierra
labradío bajo riego con el agua correspondiente para su riego
del heredamiento de la
Acequia Real de dicho Ingenio situado donde llaman “el
Albercón”, con un valor
de 250 pesos; Pedro Ruano, 70 pesos, resto de más
cantidad proveniente
del flete de su persona y familia cuya cantidad debía saldar
en el plazo de seis
meses, su hermano Cristóbal se constituye en su fiador
garantizando lo
ofrecido y pagando lo que falte, para ello hipotecó un trozo de
tierra labradía bajo
riego con el agua necesaria situado donde llaman
“Algodones” compuesto
de celemín y medio con un valor de 200 pesos
corrientes.
Montevideo
Los nuevos países
surgidos en América tras la descolonización de España
demandaban mano de obra
agrícola; Venezuela y Uruguay son los principales
destinos, siendo los
canarios especialmente solicitados para las tareas del
campo. Hacia Uruguay,
partieron distintas expediciones de emigrantes canarios
promovidas y
organizadas por poderosos empresarios con viajes en condiciones
infrahumanas y
sometidos a deplorables condiciones de trabajo y estancia. Esta
expedición se había
gestado a través de un contrato celebrado en Las Palmas
el 18 de Abril de 1838
mediante escritura en el que comparecieron el Escribano
Público; el gaditano
Juan José de Soria, Capitán de la Corbeta Española la “Bella
Julia” y los
comerciantes de Las Palmas Ramón Páez y Francisco Rey. El buque
había sido adquirido
por Soria mediante poder que le confirió Francisco Rey que
aunque pertenecía a
Grecia se hallaba embanderado con el pabellón español. La
propiedad estaba
compartida entre el comerciante de Fuerteventura, Ramón
Páez y Francisco Rey de
Las Palmas en tres cuartas partes, reservándose el
marino la cuarta parte
restante. Así se dispuso tanto para ganancias como
pérdidas en la
expedición que tenían proyectada a Montevideo. Los tres socios
emprendieron la empresa
económica de vender el pasaje de la corbeta al precio
de 100 patacones
(moneda vigente en Uruguay) el billete. Los contratos se
establecieron por
unidades familiares al igual que las expediciones de San
Antonio y Luisiana. Las
familias se componían de los cónyuges y en algunos
casos hermanos. Se
enrolaron unas sesenta familias, siendo la mayoría de Las
Palmas con 31 unidades
y Fuerteventura 7. Destaca la presencia de vecinos de
Temisas, pequeña
localidad del municipio de Agüimes con ocho familias y menor
representación de Gáldar,
Tenoya, Santa Brígida, Tirajana, Monte Lentiscal,
Arucas, Tafira,
Guanarteme y Santa Cruz de Tenerife. De Ingenio, que ya se había
conformado como
municipio, se enrolan dos familias: Nicolás de Castro, vecino
de Ingenio con su mujer
y sus seis hijos, también su hermana Juana de Castro
y Francisco Antonio
Morales, vecino del Carrizal. En la ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria, el 9 de
Marzo de 1838 se establece un contrato entre los tres
socios y Nicolás de
Castro bajo las condiciones siguientes: llevaría consigo a su
mujer, seis hijos y su
hermana Juana de Castro, de 27, 20, 17, 15, 3 y 1 años;
considerándose el
matrimonio como dos pasajes, los cuatro hijos de 15 a veinte
y siete años, cuatro
pasajes; Juana de Castro, otro y el niño de tres años la
tercera parte de otro,
pues el de un año no pagaba nada por su corta edad y
resultan por todo siete
pasajes y la tercera parte de otro que a razón de cien
patacones, hacían un
total de setecientos treinta y tres y un tercio patacones;
cuya cantidad
satisfaría Castro desde el día de su llegada al Puerto de
Montevideo. Francisco
Rey se obliga a hacerlos conducir a cargo del mismo
capitán como pasajeros
de bodega desde esta Isla al citado Puerto de
Montevideo dándole buen
trato y suministrándoles los víveres necesarios,
“portándoles del mejor
modo que pueda según las circunstancias” y
comprometiéndose a
tener a bordo un médico para cuidar de las enfermedades
que ocurran. Nicolás de
Castro y su familia deberían tener su cama y ropa de su
uso con toda la
limpieza que se necesitaba a bordo para evitar enfermedades.
Al día siguiente lo
hizo Francisco Antonio Morales, vecino del Carrizal, bajo las
siguientes condiciones:
pagaría desde el día de su llegada al puerto de
Montevideo la cantidad
de 106 patacones, “moneda de aquellos países”, cien es
el importe de su pasaje
y los seis por su licencia pasaporte. El resto como el
anterior.
FUENTES HISTÓRICAS
ARCHIVOS
HISTÓRICO PROVINCIAL
LAS PALMAS: Protocolos Notariales. Escribanos: Juan Pérez
Mirabal, Pedro José Alvarado y Dávila (1779), Sebastián de Fuentes Diepa
(1721),
Agustín de Silva
(1816), Nicolás Oramas Roxas (1817), Sebastián Díaz (1838).
PARROQUIAL SAN
SEBASTIÁN DE AGÜIMES: Libros 6º, 7º, 8º, 9º y 10º de Bautismos y
4º y 5º de
Matrimonios).
GENERAL DE
INDIAS.SEVILLA: Lista de barcos.
BIBLIOGRAFÍA
G. ARMISTEAD: La tradición hispano-canaria en
Luisiana.
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ,
MANUEL: Canarias: La
emigración.
CURBELO FUENTES,
ARMANDO: Asentamientos
Canarios en EE.UU.
DIN, GILBERT C. Los canarios de Luisiana.
NOTAS
1. En todas las
publicaciones consultadas figura con el apellido “de Niz”. “de Nis” y con menor
frecuencia “Niz”; en
los asientos parroquiales de bautismo y matrimonio aparece como “Denis”.